miércoles, 3 de agosto de 2011

Gualicho shawarmanesco


De cómo pasar de la felicidad a la depresión en solo dos minutos

Saliste la oficina una hora para almorzar con una amiga. Como el día estaba lindo y estaban de buen humor, decidieron probar la comida armenia que tantas veces habías visto cuando caminabas por esa cuadra, pero nunca te habías animado a entrar.
Con este puto espíritu de aventura entraron, eligieron, comieron, les pareció genial. Se fueron felices, se fumaron un pucho, se rieron un rato y volvieron al trabajo.
Ahora, digo yo no… la re puta madre, ¡si estabas fenómena! ¿Por qué? ¿Por qué de pronto te acordaste de él y te pusiste a llorar? ¡Pelotuda! ¡Bipolar! El “Lado Oscuro” vuelve a atacar, y esta vez peor que nunca.
Le mandaste un mensaje a tu amiga: “De casualidad ¿el shawarma que comimos contenía algún ingrediente que cause depresión?”
Además de bipolar, fumona…
Bueno, nada… un bajón… porque ni siquiera lo podés llamar para decirle “me acorde de tal cosa… ¿te acordás?” Nahh, ni ahí… ¡Porque no te va a contestar! Y vas a gastar plata en un mensaje y vas a llorar peor que ahora.
El espíritu aventurero y las ganas de probar cosas nuevas te la podés meter en el orto… siempre volvés al mismo lugar, todos los caminos conducen a Roma… todo es la misma mierda con distinto olor…
Mejor concentrarte en pensar que tenía el shawarma ¿ peceto, pesceto o pesheto?

No hay comentarios: