lunes, 25 de julio de 2011

La tapa de Miami

Ok. El sábado a la noche fui a un cumpleaños en donde no conocía absolutamente a nadie. Típica situación en la que hacés de chaperona de tu amiga, porque el pibe que le gusta la invitó y no da que vaya sola.
Estas situaciones pueden ser productivas solo si tu amiga te promete que en la fiesta hay hombres… y solteros. Bueno, la mía me dijo que íbamos a ser ocho… con lo cual, ya no era una fiesta, sino una previa o algo así, pero si eran todos tipos y nosotras dos, podía llegar a ser divertido.
Bueno, no, las pelotas… éramos ocho, pero contando a las novias de los pibes… sí, todos con novias y una más pelotuda que la otra, un garronaso.
Con mi amiga nos miramos y nos dimos cuenta que la única manera de safarla era ponerse en pedo, pero no hay nada peor que el pedo de embole… es fuerte, muy fuerte.
Las minitas pelotudas hablaban de pavadas sobre Miami (posta, no exagero… hablaban de eso) y los pibes hablaban sobre un documental que estaba haciendo uno de ellos, sobre un pueblo que había quedado bajo el agua después de una inundación… o sea, este pibe era inteligente, y hablaba de cosas copadas y la novia era más pelotuda que Paris Hilton. No pude evitar pensar que el mundo está mal, que los hombres están mal, porque en ningún lugar de mi cabeza cabía que ese pibe pudiera estar enamorado de esa mina, que la única posibilidad era que estaba con ella solo porque era hermosa.
Estuve un rato así, escuchando las dos conversaciones y tratándo de no ojearle el novio a la piba (tratándo); hasta que me dí cuenta que mi amiga me había dejado sola, así que puse mi mejor vos de idiota y me puse a hablar sobre Miami (aunque nunca jamás fui), porque no daba ponerme a hablar del documental con los pibes porque las novias me iban a fajar.
Así aguante un rato, vaso tras vaso, tratando de comérme todos los comentarios que se me ocurrían, y tomé tanto que las chicas me empezaron a caer bien y por lo visto, yo a ellas también.
Llegó la hora de irnos y decidí ir al baño, porque no daba mearles el autos a las chicas, aunque me hubiera gustado. Entré y miré el inodoro, hermoso y blanco (como toda la casa), levanté la tapa, pero no se porque no se quedaba levantada, se volvía a caer… volví a intentarlo un par de veces… miré en todos los costados, porque capaz tenía algún sistema raro traído desde Miami o había que sujetar la tapa con algo, pero no… era así, la tapa era una mierda … así que me levante el vestido con una mano y con la otra la mantuve levantada… y traté de sentarme, como de coté… la tapa se me cayó en la espalda, dolió… pero no podía gritar, y como ya había empezado a mear me quedé así… sentadita, con la tapa apoyada en la espalda… mirando el espejo y pensando en como sería ir al pueblito ese que contaba el pibe.
Salí del baño tentada, y le dije a mi amiga:
-Por favor, andá a mear al baño- 
- ¿Por?- me dice
- Vos andá- fue lo único que le contesté, y me fui a sentar con las chicas Miami
A los cinco minutos la ví salir del baño riéndose sola:
- Jajajajaja, ¡la tapa boluda!- me dijo
Listo, la noche había remontado, con una simple tapa de inodoro… lo demás no se los puedo contar porque no me acuerdo…o porque no quiero o porque no hubo nada más interesante que esos cinco minutos en el baño…

2 comentarios:

Marvaldo dijo...

jajaja lu a mi vieja remodelera se le ocurrio tambien cambiar la tapa y tampoco baja...hete aqui un truco que he venido practicando: pones una toalla en lo que seria...donde esta el agua, la pones media doblada para que no caiga tampoco al inodoro y asi te sostiene la tabla arriba jajaj pero es mas util para hacer el numero 2 jajaja

Aye dijo...

jajajajaja no me acordaba de lo de la tapa! jajajajajjaja va en realidad no me acuerdo de nada yo tampoco! fue una noche rara pero divertida! te quiero!