viernes, 20 de mayo de 2011

El mensaje

Y sí, después de tanto esfuerzo por superarte y de pagar varias sesiones de terapia, le mandaste un mensaje porque, definitivamente, sos una pelotuda.
Es increíble la cantidad de pensamientos que cruzan tu cabeza en ese momento:
1. “Listo, en 5 minutos me contesta”
2. “Por ahí tarda un poco”
3.  “Capaz le llega más tarde”
4. “¿Se habrá mandado?” (Instantáneamente revisas la casilla de enviados del celular)
5. “Por ahí lo está pensando”
6. “Bueno, apago el teléfono porque seguro me contesta a la noche”
7. “Mejor lo enciendo… por ahí ya me contestó”
8. “No, es un idiota”
9. “¿Seguirá enojado?”
10. “¿Y si está enojado que significa? ¿Qué me quiere?”
11. “Lo va a pensar y me va a escribir mañana”
12 (Acostada en la cama, a punto de dormirte) “Por ahí nunca le llegó”
13. En este punto los pensamientos pueden variar: o le reenvías el mensaje (por las dudas) o te vas a dormir. Pero cualquier opción te va a llevar al siguiente paso…
14. (Al otro día) “OK, no me contestó nunca… ¡HIJO DE PUTA!”
Para la próxima: ahorrate todos estos pasos y llega a la conclusión más rápido, porque seguro va a ser la misma.

1 comentario:

Stella dijo...

hummmm, estos pensamientos me suenan a autocríticas.