lunes, 9 de mayo de 2011

Roland Garrón

Que garronaso te comiste cuanto te levantaste de la silla y te diste cuenta que tomar mucho alcohol no es bueno. En ese momento juraste que nunca, pero nunca más ibas ponerte en pedo estando enojada o triste.
Fuiste a la fiesta tratando de acumular toda la buena onda posible y olvidarte que es un sorete; llegaste hecha una reina pero lo arruinaste cuando empezaste a bajarte el contenido de todos los vasos que te pasaban por delante.
Cuando te diste cuenta que ya no dabas mas, decidiste irte a tu casa, así… con un pedo volador, con la lluvia torrencial ¡y encima en bicicleta! Dándole las gracias a Macri otra vez por sus bicisendas del orto, hiciste media cuadra, perdiste el control de tus dos ruedas y te chocaste un colectivo… estacionado.
Te diste cuenta de lo patético de la situación y te pusiste a llorar, no sabés si por el palo que te diste, la lluvia de mierda que cae en el momento menos preciso o por ese hijo de puta que en las últimas semanas se ganó el infierno.
Decidiste ponerle onda igual, así que seguiste andando así, con la bici abollada, la cara demacrada, toda empapada y haciendo sig sag por la avenida .
Eso sí, antes de retirarte de la escena completamente espléndida, volviste a chocar, pero esta vez le arrancaste el espejo a un auto; poco importaba en ese estado… y además ¿quien te conoce en esta ciudad del carajo? Pero la suerte no te acompañaba esa noche: los dos flacos que estaban en el auto que hiciste mierda también estaban en la fiesta y probablemente te los tengas que cruzar el viernes que viene.
Mejor que empieces a juntar plata o consideres volver a tomar y poner el culo porque alguien va a tener que pagar el espejo roto.

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