martes, 17 de mayo de 2011

Los hincha-pelotas

No entiendo cuál es la relación entre ir a ver un partido de futbol y romper toda la ciudad.
Chicos, está todo bien con que les guste ir a la cancha, pero ¿hay necesidad que todo el barrio los escuche gritando como enfermos? ¿Hay necesidad de viajar en el colectivo saltando y golpeando los vidrios? ¡HAY MAS GENTE VIJANDO QUE LE CHUPA UN RE HUEVO SI HAY PARTIDO! Volvamos a lo ya planteado: espacio personal muchachos… ¡respetenló! Yo acepto tener que borrarme del mundo porque hay partido, y que durante los mismos no haya que interrumpir a “la fiera” porque se pudre todo, pero si quiero tener vida mientras tanto ¡no me grites en el odio porque no está bueno!
Hace un par de meses  mi abuela no tuvo mejor idea que viajar en el 42, horas previas a un partido de River. Esta señora, además de ser diminuta (mide 1,50) es dulce y tierna, y sobre todo, tiene muy poco carácter. Mi papá y mis tíos solían preguntarle que haría si un ladrón entrara en su casa: “Ah no! yo le digo: ¡señor! ¿Usted que hace acá?” (esto lo decía seria y con el dedito levantado)
La cuestión es que mi pequeña abuela se fumó todo el viaje en colectivo con los hinchas gritando, cantando, zamarreando los asientos y golpeando los vidrios hasta que decidió poner orden: “¡Chicos! Que canten me parece hermoso, pero ¿hay necesidad de golpear el colectivo?”
Se tuvo que bajar en la siguiente parada con los muchachos cantándole: “¡Vieja! ¡Compadre! ¡La concha de tu madre!”.

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