Un mal hábito

¿Qué te está pasando que últimamente te enamoras de todos los giles con novia? Una de dos: o sos la más pelotuda o sos la más puta.

Tanto sacarte la bombacha perdiste la perspectiva y el radar empezó a fallar, hagas lo que hagas ya estás jugadísima, es un círculo vicioso: “te encanta”, “pero tiene novia”, “capaz se enamora de voz y la deja”, “capaz que no la quiere”, “capaz que…”, “capaz si…”, “capaz …”. Capaz que sos una tarada.

Obviamente te garchó y no te mandó ni un puto mensaje, ni siquiera un “¿te vino?”. Nada, el mismísimo desierto. Pero como vos ya la tenés re clara, te lamentas dos o tres días y después te olvidás hasta del nombre. Hasta la otra semana, que conocés a otro que, casualmente, está en algún tipo de relación (así sea con la abuela, pero seguro que hay alguna antes que vos). Tomás las precauciones para no enamorarte, sos fría, calculadora… pero seamos sinceras, al final te sale todo como el orto.

A cada día que pasa (o mejor dicho, a cada pija que pasa) le ponés menos onda, hasta el punto que en cuanto salís del telo borrás su número de tu celular. Tené cuidado, la semana que viene te pueden caer veinte mil mensajes “linda, mi novia no está, nos vemos?” y vos no vas a saber ni que pija es, ni en que barrio está.