lunes, 6 de junio de 2011

Día de descuentos

Creo que no hay cosa mas deprimente que ir al supermercado, comprar veinte mil cosas que pesan cuarenta kilos cada una, llegar a la caja y no tener ningún macho que te ayude a llevar las bolsas hasta tu casa.
Te diste cuenta que sos la mas idiota cuando te avivaste que no habías agarrado un carrito en la entrada del supermercado, sino un canastito de mano ¿Y ahora como vas a hacer para cargar las bolsas de tres kilos de alimento para animales? Igual, ni en pedo volés a la entrada para cambiarlo.
Cargaste las dos bolsas… te quebraste un brazo, pero todo bien... ahora a buscar provisiones. Esta es la mejor parte, porque te querés comprar TODO, pero la plata te alcaza para NADA y no tenés a nadie al lado que te haga las cuentas en la calculadora…
Te cruzás con el matrimonio con cara de culo porque el bebé no para de llorar y pensás: “qué garrón vivir así”, pero después te cruzas con la parejita que se pregunta: “bichi ¿querés que llevemos las galletitas que a vos te gustan?”. Listo, te deprimís para toda la semana porque te das cuenta que estás mas sola que nunca… ¡A vos ni tu vieja te pregunta que querés comer!
Como era de esperarse, te comprás un montón de pelotudeces con la excusa de que estás deprimida, sola y que no hay nadie que te reclame nada, por lo que podés hacer lo que se te cante el quinto forro del orto… ¡Que copado! En especial cuando vas a pagar y la cajera te dice: “el descuento no es hoy, es mañana” y vos te querés matar, porque además de no alcanzarte la plata, no te van a alcanzar los brazos para llevarte las bolsas. Mejor aún, cuando llegues a tu casa y te avives que compraste cincuenta productos de limpieza pero te olvidaste que tenías que comer también… y que además, los tres kilos de comida para perro y los tres de comida para gato no te entran en ninguna alacena…
Hacé lugar y economía de guerra y alterna tus comidas … al mediodía frutos de mar y a la noche delicias de granja. Joya ¿no?

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