lunes, 27 de junio de 2011

Una cena complicada


Estaba todo en perfecta calma, creíste que la paz interior había llegado a lo más profundo de tu ser porque habías logrado pasar tu primer viernes sin deprimirte, a pesar que tu mejor amiga se había ido de viaje, tus otras amigas no te habían llamado y te habías fumado un recital aburridísimo en la Biblioteca Nacional, durante el cual, por supuesto, lloraste.
Llegaste a tu casa a las dos de la mañana, con mucha hambre y como estabas contenta y sin sueño, te pusiste a cocinar. Pusiste el agua, sacaste el tuco, picaste la cebolla… o sea… cocinas posta…¡hacer una salsa a las dos de la mañana califica como cena gourmet!
Bien, todo esto se fue a la re mierda cuando hiciste un movimiento en falso y el mango de la olla se te enganchó en la manga de la campera y se cayó todo el carajo. Como por arte de magia toda tu paz interior se fue por la cloaca y te agarró un ataque en el que salió volando por el aire el paquete de fideos que tenías al lado, el cual se estrelló contra la pared (porque ni siquiera tenés espacio como para tener un ataque de ira en tu propia casa) y que quedó esparcido en todo el piso.
Trataste de limpiar toda la salsa que había caído sobre las hornallas, pero, obvio, te quemaste y ahí empezaste a llorar. Te sentaste en el piso refregándote el pelo en la mano quemada y te pusiste a pensar en la mierda de vida que te toca vivir y en el papelón que estarías pasando si alguien te estuviera viendo en ese estado.
Como el ardor de la quemadura no aflojaba te acercaste a la heladera, metiste la mano en el freezer y con la otra llamaste a tu amiga:
- Quiero que sepas que estoy en mi casa, llorando, tirada en el piso, con la mano adentro del congelador y con un montón de fideos tirados en el piso… puede ser información útil para cuando me tengan que internar en el Borda.
Cuando se te pasó el ataque de llanto, te paraste y sin decir nada te pusiste a barrer todos los fideitos, al menos con los que el gato no estaba jugando, y limpiaste el desastre de la cocina. Te fuiste a dormir… sin comer.
Cosas que pasan cuando uno no está bien de la cabeza.

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